Como bien sabemos, hace unos pocos días – 25 de Enero - hubo elecciones en Palestina, las primeras legislativas en 10 años, en la que hubo un contundente triunfo de Hamas en la elección de los miembros del Consejo Legislativo Palestino, donde obtuvo 76 de los 132 escaños del parlamento (56.6% del parlamento Palestino está ahora ocupado por Hamas). Esto es importante si consideramos que junto con el Presidente, el Consejo controla la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Pienso que esto obedece a una tendencia que podemos observar en el mundo en el contexto de la globalización mundial y que algunos autores como M.A. Garretón describen como explosión de identidades. El psicólogo social Jorge Manzi nos señala que hay dos tipos de identidades, la individual y la social, y cuando una se activa, la otra queda inactiva y también nos muestra que hay una tendencia a adoptar una identidad social intermedia que represente un equilibrio entre la identidad social global – que hoy en día la globalización hace cada vez más abarcativa (a nivel de humanidad) - y la individual. Y en estos momentos, en el contexto de la globalización la más importante es la identidad nacional. Esto porque el ser humano necesita formar parte de algo y diferenciarse de otros.
Podemos ver en la región una explosión de nacionalismos en que Irán es clara prueba de ello. En Iraq nunca quisieron la intervención estadounidense y su permanencia en el territorio explica parte de la violencia. Ahora en Palestina un partido nacionalista anti-Israel gana las elecciones legislativas. Hay que tener en cuenta que el elemento anti-Israel es una de las expresiones de nacionalismo en el mundo árabe. Las reuniones del mandatario iraní con líderes de Hamas se pueden interpretar en parte como expresión de apoyo a este nacionalismo que prende en la región en cuestión. Así lo que tenemos es que en medio de esta globalización, en una zona que siempre ha sido estratégicamente importante por el petróleo, es una reafirmación en sí misma de la identidad nacional, gavillada en buena medida en la sobre presencia de occidente en medio oriente (invasión a Iraq, etc.) que hace a la población más cercana al otro de diferenciación a la vez que más conciente de la existencia del mismo en su vivir cotidiano.
Las mismas expresiones de nacionalismo las vemos en Europa con el crecimiento de la derecha en ese ontinente, y en nuestro continente – América Latina - con la elección de gobernantes con discurso nacionalista, como es el caso de Hugo Chaves y Evo Morales.
En conclusión, pienso que el resultado de estas elecciones, si bien resulta muy interesante ver que es lo que viene luego del triunfo de un grupo radical, no son un resultado realmente sorprendente en el contexto de la globalización. Los nacionalismos seguirán creciendo y proliferando. Este es un elemento que liga a diversas naciones sobre todo en un escenario en que los “otros” (en este caso, países occidentales) se hacen presentes con su intervención, es un elemento que causa cercanía entre la nación palestina e Irán, pues en ambos casos hay pretensiones nacionalistas que encuentran manifestaciones de oposición principalmente por parte de Israel. Y tal vez se unan a este sentimiento otras naciones. Lo que pase está por verse. Lo que es innegable, eso sí, es que la relación con el mundo árabe va a dar un pequeño giro.
Pienso que esto obedece a una tendencia que podemos observar en el mundo en el contexto de la globalización mundial y que algunos autores como M.A. Garretón describen como explosión de identidades. El psicólogo social Jorge Manzi nos señala que hay dos tipos de identidades, la individual y la social, y cuando una se activa, la otra queda inactiva y también nos muestra que hay una tendencia a adoptar una identidad social intermedia que represente un equilibrio entre la identidad social global – que hoy en día la globalización hace cada vez más abarcativa (a nivel de humanidad) - y la individual. Y en estos momentos, en el contexto de la globalización la más importante es la identidad nacional. Esto porque el ser humano necesita formar parte de algo y diferenciarse de otros.
Podemos ver en la región una explosión de nacionalismos en que Irán es clara prueba de ello. En Iraq nunca quisieron la intervención estadounidense y su permanencia en el territorio explica parte de la violencia. Ahora en Palestina un partido nacionalista anti-Israel gana las elecciones legislativas. Hay que tener en cuenta que el elemento anti-Israel es una de las expresiones de nacionalismo en el mundo árabe. Las reuniones del mandatario iraní con líderes de Hamas se pueden interpretar en parte como expresión de apoyo a este nacionalismo que prende en la región en cuestión. Así lo que tenemos es que en medio de esta globalización, en una zona que siempre ha sido estratégicamente importante por el petróleo, es una reafirmación en sí misma de la identidad nacional, gavillada en buena medida en la sobre presencia de occidente en medio oriente (invasión a Iraq, etc.) que hace a la población más cercana al otro de diferenciación a la vez que más conciente de la existencia del mismo en su vivir cotidiano.
Las mismas expresiones de nacionalismo las vemos en Europa con el crecimiento de la derecha en ese ontinente, y en nuestro continente – América Latina - con la elección de gobernantes con discurso nacionalista, como es el caso de Hugo Chaves y Evo Morales.
En conclusión, pienso que el resultado de estas elecciones, si bien resulta muy interesante ver que es lo que viene luego del triunfo de un grupo radical, no son un resultado realmente sorprendente en el contexto de la globalización. Los nacionalismos seguirán creciendo y proliferando. Este es un elemento que liga a diversas naciones sobre todo en un escenario en que los “otros” (en este caso, países occidentales) se hacen presentes con su intervención, es un elemento que causa cercanía entre la nación palestina e Irán, pues en ambos casos hay pretensiones nacionalistas que encuentran manifestaciones de oposición principalmente por parte de Israel. Y tal vez se unan a este sentimiento otras naciones. Lo que pase está por verse. Lo que es innegable, eso sí, es que la relación con el mundo árabe va a dar un pequeño giro.
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