Chile ayuda a Chile

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martes, enero 03, 2006

CUENTO

MIRANDO EL MAR

- Si te precipitas e intentas llenar el vaso con agua de modo muy rápido puedes votar el vaso como rebalsar el contenido – decía aquel viejo mientras miraba el mar – Ambas situaciones son indeseables ¿no lo crees? A su vez, si tardas mucho en llenar el vaso con el contenido, morirás de sed antes de beber el líquido…

El joven que hacia un rato que había conocido al viejo no lograba comprenderlo. Le preguntó a aquel caballero hace un rato cómo debía obrar y él le sale con eso de “llenar un vaso de agua”

- ¿Qué quieres decir con eso del vaso? – preguntó impaciente. Esa impaciencia la arrastraba desde hace varios días y fue en cierto modo lo que motivó el acercamiento del viejo - ¿Quien es el vaso? ¿soy yo o es…?

- No es nadie – interrumpió el viejo mientras miraba el océano con actitud inalterable y pasiva

- Entonces….

- La respuesta está dentro de ti.

El joven no sabía que decir. Se preguntaba por qué había accedido a hablar con aquel hombre. Una vez más le daba la misma respuesta: “la respuesta está dentro de ti”. “La típica respuesta que da alguien que no sabe que decir”, pensó. Pero aunque parecía perdido en el mar que miraba, el viejo muy bien sabía lo que decía. Permanecía en silencio, pensando quien sabe qué. Su joven acompañante pensaba y pensaba. Se preguntaba con qué saldría luego el viejo. Parecía tener una respuesta para todo; era de esa clase de personas que es muy difícil atraparle con un argumento. Su silencio era inquietante y aquel joven lo sentía abrumador y desconcertante. Aquel joven se movía con impaciencia mientras se encontraba sentado en la arena junto al viejo desconocido. Tenía un problema y sentía que no estaba para pensar en vasos llenos o vacíos ni del modo que deben ser llenados.

- La cuestión no sólo es el cómo sino también el cuando – dijo el viejo rompiendo el silencio, como adivinando lo que estaba pensando el joven - . No lo puedes calcular. Sólo puedes saberlo en el momento y has de saber actuar… dejarte llevar a la vez que llevar los acontecimientos – continuó – Ah, concéntrate en ti, no en mi – concluyó sonriendo

El joven sorprendido se sobresalto. Se estaba entreteniendo mientras intentaba descubrir lo que pensaba el viejo mientras este leía su mente sin mirarlo. Un nuevo silencio marcaba el diálogo entre los dos.

- ¿Sabes? No entiendo. Me podrías decir que querías decir con eso del vaso – pidió el joven – y por favor no me digas que la respuesta está dentro de mí. Todo lo que me dices es confuso y no comprendo

- Si te digo, lo que he dicho perderá sentido. Y quedarás más ciego y confundido. Si lo descubres por ti mismo todo quedará más claro… Piensa con paciencia sin dejar de sentir lo que piensas. Debes pensar no sólo con la mente.

El viejo volvió a guardar silencio dejando a aquel joven mucho mas confundido. El viejo seguía sumamente tranquilo mirando el mar. Pero el joven se sabía escuchado, a pesar que le decían cosas que no entendía. El viejo le aconsejó mirar el mar. El sol comenzaba a ocultarse y el ambiente se ponía más fresco. Las pocas personas que se encontraban en la playa comenzaban a abandonarla y ellos seguían ahí, mirando el mar. El joven notó que había un ave que volaba, daba vueltas en torno a un espacio en el mar. Bajaba y subía amenazando con ir de picada al mar. Una y otra vez hacía la maniobra con mucha habilidad hasta que se tiró. Desapareció por algunos segundos en el mar para luego salir triunfante a la superficie con un pescado que sería su cena.

- Creo que acabo de entender lo que usted me decía - le dijo el joven al viejo, mientras seguía mirando el mar.

Siguió sentado el joven junto a aquel caballero que había tenido la amabilidad de escucharlo y aconsejarlo. Por su parte, el viejo, al rato, vio que cambiaba la mirada de aquel joven. Era ahora mas serena y tranquila. Contento, se dio cuenta que ese joven había comprendido. Luego se escondió el sol dando paso a las primeras estrellas de la noche.

Fin.

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