En lo referente al conflicto que ha generado la reactivación del programa nuclear iraní para el enriquecimiento de Uranio la polémica no desaparece ni da señales de posible solución, ni siquiera a largo plazo. Si bien es cierto, el programa iraní es completamente legal, existe desconfianza respecto de las intenciones del gobierno de esta nación debido a su cercanía con los grupos extremistas palestinos. Líderes de estos grupos se han reunido con el presidente de Irán. Y siguen las expresiones abiertamente hostiles hacia Israel.
No existen pruebas que señalen que el programa tenga una orientación bélica, y de acuerdo con los expertos, la generación de armas nucleares podría haber sido perfectamente detectada por las potencias mundiales como EE.UU. No obstante la falta de razones concretas para acusar de intención bélica al programa nuclear de Irán, el temor no desaparece. Y es que con el enriquecimiento de uranio se consigue hacer la bomba. Países como Pakistan e Israel ya disponen de poder nuclear bélico (es decir, bombas nucleares). La pregunta es ¿Qué se puede hacer con un país que no ha violado el tratado de no proliferación de armas nucleares?... En este momento Irán no tiene intenciones de ceder y las partes en el conflicto, más que sentarse a conversar ya están asumiendo posiciones.
La cuestión sigue siendo si negociar o sancionar. Por una parte tenemos la postura que podríamos llamar de occidente, es decir, de los países occidentales que corresponden a la Unión Europea (en particular Alemania, Francia e Inglaterra) y EE.UU, los cuales se inclinan a apostar por la sanción económica, la cual busca frenar de este modo las pretensiones de Irán. El problema de esta clase de sanciones es que afectan mucho a los más pobres del país que sufre la media y no así a las elites ni los gobernantes que son los que finalmente toman las decisiones.
La cuestión sigue siendo si negociar o sancionar. Por una parte tenemos la postura que podríamos llamar de occidente, es decir, de los países occidentales que corresponden a la Unión Europea (en particular Alemania, Francia e Inglaterra) y EE.UU, los cuales se inclinan a apostar por la sanción económica, la cual busca frenar de este modo las pretensiones de Irán. El problema de esta clase de sanciones es que afectan mucho a los más pobres del país que sufre la media y no así a las elites ni los gobernantes que son los que finalmente toman las decisiones.

Por otro lado está la posición de Rusia (está fabricando una central nuclear en Irán) y China, que apuestan a negociar con Teherán para acordar en conjunto una solución que finalice con el problema. Rusia se ofreció para que el enriquecimiento de uranio se realizara en su territorio. Esa es al menos una propuesta. Ambos países tienen intereses económicos involucrados con Irán que podrían verse afectados en caso que se hicieran efectivas las sanciones económicas contra este país.
Hasta el momento todo el asunto se está tratando mediante vías diplomáticas. Sin embargo ya hay señales que indican que esta diplomacia va a perder el protagonismo que ha estado jugando en el conflicto. Una de estas señales ha sido la voluntad que a mostrado el ‘bloque de occidente’ de sancionar económicamente a Irán, y ahora la otra es que Irán está sacando sus activos de Europa, está trasladando dineros que tenía en Europa a otra parte del mundo que se piensa puede ser Medio Oriente y Asia. Se prepara entonces esta nación frente a una sanción económica de modo que sea menor el impacto que esta clase de medidas pueda provocar. Es en el campo de la diplomacia donde se pueden hacer negociaciones y acuerdos. Pero todos sabemos que las negociaciones se basan en los intereses de las partes y la capacidad de hacer daño que tiene cada una de hacerle a la otra. Al mitigar la posibilidad de sufrir daños con una sanción económica, Irán consigue fortalecerse al momento de producirse una eventual negociación y dificulta las posibilidades de sanción eficiente que permita zanjar el problema de manera unilateral. De este modo, Irán confirma su posición.

Dado lo anterior es difícil que Ahmadinejad se siente en una mesa de negociaciones a conversar. Por lo tanto sólo queda ver que pasa. El resto de los actores activos en el conflicto (U.E., EE.UU., China, Rusia e Israel) aun no están de acuerdo con respecto a los pasos a seguir, y antes de que estos países lleguen a un acuerdo, será muy difícil negociar con Irán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario